¿QUÉ PODEMOS VER?

Iglesia de Santa María Magdalena

La Iglesia Santa María Magdalena es de lejos uno de los mayores atractivos turísticos. Su torre, con sus más de 70 metros de altura dan una gran presencia a la Plaza Mayor, localizable desde cualquier punto de la localidad y alrededores.

  • 190 mts. de distancia hasta la Plaza Mayor

  • 100 mts. hasta la Muralla de Palacio

  • 200 mts. de la Fachada del Antiguo Palacio

  • 400 mts. del Arco de la Villa

  • 550 mts. de la Plaza de Toros

  • 600 mts. de la Ermita de San Pedro

  • 850 mts. de las Ruinas del Convento de San Antonio

  • 1200 mts. de la Ermita de San Sebastián (o Ermita del Cristo)

Alana Plaza Mayor

La iglesia Parroquial de Mondéjar “Santa María Magdalena” es una magnífica obra arquitectónica, de homogéneo estilo y carácter, realizada en los comienzos del siglo XVI, y por tanto una de las primeras y más tempranas obras del Renacimiento español. Se comenzó a levantar e1 templo en 1516, por expreso deseo y patrocinio de don Luis Hurtado de Mendoza, segundo marqués de Mondéjar. Se encargó la traza y dirección de la obra a Cristóbal de Adonza, quien la concibió como un fiel trasunto, en cuanto a planta y estructura, de la Capilla Real de Granada. El marqués, alcalde de la fortaleza granadina y capitán general del nuevo reino, buscó en Granada a uno de los mejores arquitectos del momento para que levantara en Mondéjar un grandioso templo parroquial.

Iglesia Santa María Magdalena

La iglesia tiene tres largas naves, de 35 metros de larga cada una, rematadas en elegantes techumbres de complicada tracería, siendo más alta la central que las laterales.

Rezuma todo el conjunto un innegable aire gótico, transmitido por Cristóbal de Adonza a su obra. Pero ha de ser su hijo, Nicolás, quien con nuevos impulsos, ya claramente renacientes, complete el edificio. Así, a él se debe el coro alto a los pies del templo, sobre gran arco escarzado que muestra un par de enormes medallones de San Pedro y San Pablo en las enjutas, y una notable baranda de balaustres. Magnífico ejemplo este coro de Mondéjar, dentro del arte renacentista alcarreño. Al mismo Nicolás de Adonza se deben la sacristía, gran salón cuadrangular con pilastras adosadas y cúpula; las puertas de subida y entrada al coro, con estructura y detalles platerescos; y las dos portadas del exterior: la principal, en el muro norte, da sobre la Plaza Mayor; presenta un vano con arco semicircular, escoltado con cuatro columnas de orden compuesto, y rematado por un frontispicio angular y algunos candeleros. En el centro del frontis aparece una imagen de la Magdalena, de buena talla plateresca, aunque ya muy desgastada. En las enjutas del arco aparecen sendos escudos del matrimonio patrocinador (don Luis Hurtado de Mendoza y doña Catalina de Mendoza). Tras las columnas de esta portada, exentas, aparece todo el muro completamente tapizado, y una riquísima decoración plateresca, que se completa con un cordón franciscano por orla que viene a definir el espíritu reciamente católico de su fundador, miembros de la Venerable Orden Tercera.

Sobre el muro de poniente se abre una portada de también aceptable línea renaciente. Al mismo arquitecto se debe, finalmente, la torre del templo, trabajada en noble piedra sillar, firme y austera, con los relieves magníficos de los escudos heráldicos mendocinos sobre su muro norte. Se terminó hacia 1560. Dentro del templo, y aparte su magnificencia y elegante traza arquitectónica, muy poco más llama la atención del visitante.

Cuajada estaba la iglesia de obras de arte hasta 1936. Era, sin duda, el punto capital del arte alcarreño. El vendaval de la Guerra Civil de 1936-39 asoló casi todo cuanto contenía el templo. Sobre el muro de la nave del evangelio, se ve, bastante maltratado por golpes y repintes, el basamento del enterramiento de Marcos Díaz de Mondéjar, canónigo de Toledo y obispo electo de Sigüenza, que murió en 1473; presenta profusa decoración gótica de cardinas y tallos retorcidos, con los escudos familiares del sujeto. Muy destrozado y hoy tabicado, debe quedar algo de la estatua yaciente y calvario que la coronaba. Era uno de los mejores enterramientos góticos en la provincia. En la nave de la epístola se abren algunas capillas, del siglo XVI en sus finales, que muestran detalles aislados y algunas laudas sepulcrales con leyendas y escudos.

En la sacristía se conserva todavía un regular acopio de obras de arte, escueta muestra de lo mucho que tuvo la parroquia, la mayor parte donadas por sus señores, los riquísimos marqueses de Mondéjar.

En el capítulo de la orfebrería, cabe destacar su cruz procesional, de plata sobredorada, obra del platero complutense Juan Francisco, hacia 1550. En el centro de su anverso, talla de Cristo crucificado enmarcado con redonda placa venerada, muy característica del autor; y en su reverso una escena de Descendimiento que asombra por su minuciosidad y delicadeza. En los extremos de los brazos se ven pequeños nichos, decorados prolijamente al modo gótico, con algunos santos en su interior. Y recubriendo toda la superficie de la cruz, un exuberante acopio de grutescos, monstruos, flores y cartelas del más puro estilo plateresco hispano. El pie tiene dos pisos, mostrando en pequeños nichos los doce apóstoles. Aparte de las navetas, incensarios, cubiertas de misal, bandejas, portapaces, cajas, etc., que en este tesoro se conservan, es pieza de indudable mérito, dentro del estilo barroco.

La Custodia que en 1667 construyó el platero madrileño Damián Zurreño, quien cobró por ella 28.405 reales. Su parte central, cuajada de piedras preciosas, representa un sol, escoltado por dos angelillos de cuerpo entero, portando un incensario cada uno. La base se compone de dos bichas enfrentadas, y el pie lo constituyen cuatro angelillos. Otras piezas del museo constituido en esta sacristía son una buena colección de prendas litúrgicas, entre las que destacan el terno del Ave María, de seda y brocado, blanco, con escudos de la familia Mendoza y el terno rico o de los apóstoles, que consta de casulla, capa y dos dalmáticas, de brocado y seda rojos con multitud de grandes medallones bordados representando apóstoles, mártires, padres de la Iglesia, y uno hermosísimo, en la capa, con la imagen de Santa María Magdalena. Es el mejor ejemplo del arte del bordado de la provincia. También existe un buen archivo parroquial.

Y, finalmente, debe citarse, una de las partes más importantes, uno de los elementos artísticos que esta parroquia encerraba hasta 1936.

Su grandioso retablo mayor, obra soberbia del estilo plateresco, construido entre 1555 y 1560, en el que intervinieron Alonso de Covarrubias, que dio la traza y el pormenor arquitectónico; Nicolás de Vergara y Juan Bautista Vázquez, que corrieron con la parte escultórica, mientras que la pintura estuvo a cargo de Juan Correa de Vivar. Todo ello realizado en Granada. Rematado con los escudos de los marqueses de Mondéjar. En su parte central inferior, había un magnífico sagrario realizado en el siglo XVIII por Juan de Breda. Otros varios retablos de la misma época; una capilla totalmente decorada con azulejería talaverana del XVII; y un órgano de increíble calidad, finura y ornamentación barroca, obra documentado, en el siglo XVIII, de Manuel Caballero.

 

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